viernes, enero 14, 2011

Las conquistas de Marva Griffin, la gran dama de Milán

Nacida en El Callao, se ha transformado en la reina del diseño en Milán. Tanto, que en 1998 creó el Salón Satellite dentro del Salón Internacional del mueble de Milán, el evento de diseño mobiliario más encumbrado del planeta. Este año, en ese espacio se mostró de nuevo lo que los diseñadores del futuro tienen que contar. A propósito del Salón y su visita, Griffin recuerda su historia signada por una elegancia indeleble.

Jonathan Reverón elreveron@gmail.com / Twitter: @elreveron

Si ella no hubiese emigrado a principio de los años 70, perfec- tamente podría estar ahora en la Plaza El Jobo de El Callao echando cuentos con sus amigas o paseando a los nietos, aliviando los calores de estas fechas o pensando cómo mejorar el kalalú, el acrá o el ponqué antiguo tan famoso de la gastronomía antillana. Pero no fue así. Marva Griffin se casó, se volvió periodista, buscó Caracas y cuando esta capital le quedó chiquita, se fue divorciada, con un hijo pequeño y sumergió la esponja que es su mente en Francia, luego Inglaterra, hasta aterrizar en Italia, donde Milán la amarró para siempre. Todo aquello, más algo de suerte, una elegancia innata y su carisma guayanés, la convirtieron en lo que hoy es: la abeja reina del diseño, la artífice del Salón Satellite en Milán. El mismo que este año se celebró de nuevo para mostrar lo que los jóvenes diseñadores industriales con talento y mucho futuro tienen para mostrar.

Primer encuentro. Don Arman- do Scannone cumple 85 años.

Como siempre, se da cita en su casa del Country la historia viva del país. Durante toda la velada, una morena alta, vestida a lo Nina Simone, departe con el resto. Alguien atraído por el imán de esta diosa de ébano le pregunta: "Who are you?" "I’m Marva Griffin", contesta. El invitado, con copa en mano, le repregunta: "What do you do?" Ella vuelve a contestar: "Google me baby".

El buscador universal responde: "Marva Griffin es el nombre que todo joven diseñador susurra con temor". "Maravillosa Marva".

"Marva, la reina madre del diseño". "Una de las personalidades más reconocidas de Milán".



Son muchas las características que conforman su personalidad. Al iniciar el interrogatorio de rigor, Marva Griffin esquiva por alguna razón los pequeños detalles de su origen. "Tú no habías nacido", contesta cuando se le inquiere por fechas. Pero al ojo por ciento, calculando, elucubrando, podría rondar los 60 años. Nació en El Callao, en el seno de una familia de ocho hermanos. "Allá las tortas de mi mamá eran muy famosas. Yo no sé preparar ningún postre, porque mientras mis hermanas estaban en la cocina yo arrancaba las cayenas, las calas y decoraba la casa". Ese es el mismo hogar al que después de 40 años, sigue regresando con la religiosidad de un par de veces al año. Su apartamento de Caracas ­a juzgar por las piezas y su decoración­ delata que se fue de acá en los años 70. "Yo adoro estar aquí: mira mis sábilas, las palmeras, la ventilación, el clima... ¿Por qué regreso? Porque es mi casa, es mi país, está mi familia, están mis amigos". Lo dice con humildad, con una sonrisa muy blanca y el optimismo tatuado en la frente.

"Yo soy optimista, ¿tú no eres? Hay que serlo".

Con la profesión de periodista, un hijo y el título de divorciada, se fue de Caracas. "Me fui para probar suerte, otras experiencias, otra cultura, otro idioma". Recorrió Europa y con sus nociones de italiano, tocó la puerta en busca de empleo.

Descolgó el cartelón de "se busca periodista" en una empresa fabricante de muebles y allí comenzó el roce con el mundo del diseño y afines. "Comencé a tener conocimiento del negocio, hice muchas relaciones públicas, vi cómo nace el producto".

Supo torear bien su capote de inmigrante latina y llegó a trabajar con Piero Ambrogio Busnelli, fundador del imperio B&B dedicado al mundo del mueble. Sin perder tiempo, colaboró para publicaciones como Maison & Jardin, Vogue Decoración, American House & Garden y Vogue. Las buenas relaciones y el conocimiento adquirido la convierten en organizadora de la feria de textiles más importante del mundo en Venecia, aunado a su ingreso al comité de Arquitectura y Diseño del Moma en Nueva York.




Madrina de los sueños realizados. Desde que es la responsable de llevar la prensa y relaciones públicas del Salón Mundial de Diseño, sobre el escritorio de la oficina de Griffin en Milán comenzaron a reposar montañas de prototipos. Eran bocetos de estudiantes, debutantes sin el apoyo de la industria y con la necesidad de ser descubiertos.

Hace 13 años y en sociedad con otros organizadores del Saloni, nació "la mascota" de todo este magno evento: El Salón Satellite. "Por trabajar con las revistas algunos muchachos me conocían, me veían en las ferias y sabían que colaboraba para distintas publicaciones. Siempre me decían: `Ay señora Marva, yo diseñé una mesa, ¿cómo hago para presentarla?’ Entonces pedí el apoyo al salón mundial del mueble en Milán y me dieron un espacio".

Desde una gruesa modestia pero con gestos de madre orgullosa, lo que Griffin llama "espacio" hoy en día es semillero de los diseñadores de los muebles del futuro. Diseñadores como Patrick Jouin, que fue asistente de Philip Stark, vio luz en el salón Satellite fundado por Griffin.

Jouin es ahora quien decora todos los restaurantes del célebre chef francés Alain Ducasse.

Este salón se ha convertido en un espacio caza talentos.

Los diseñadores industriales más prometedores del mundo son vistos por los grandes fabricantes. En 2007 se produjo una muestra con el seguimiento a los noveles expositores. La exposición llamada A Dream Come True hoy se recoge en el libro Averatti y muestra donde se encuentran hoy en día aquellos muchachos que esperaban por alguien que fabricase sus ideas. El criterio de selección cada año es más competitivo y para hacerlo más justo, el jurado es integrado por los pioneros del Salón Satellite, distintos conocedores y críticos de la arquitectura y diseño mundial. Este año 700 participantes y 25 escuelas de diseño de todo el planeta se dieron cita en Milán. La obra del hada de El Callao se sigue multiplicando, para bien del diseño del planeta.


Fuente:
Revista Todo en Domingo

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