domingo, diciembre 20, 2009

José Bardina, galán de telenovelas

El más recio de los galanes. El hombre que despertó pasiones en millones de venezolanas cada vez que aparecía en la novela de las 8:00 p.m. El actor que levantaba suspiros en sus compañeras de trabajo. El viril capataz que domó a la fiera Doris Wells. Ese era José Bardina, el histrión venezolano que decidió apartarse años atrás de los focos y murió en la ciudad de Miami el 18 de diciembre de 2009.
Nacido en Barcelona, España, en 1938, desarrolló su carrera como actor en Venezuela, donde destacó como intérprete de teatro y televisión. En 1958 dio sus primeros pasos en la escuela de teatro Juana Sujo.



Bardina arrancó suspiros a millones de damas en Venezuela y Latinoamérica y se convirtió en el "galán de galanes", como lo definió la escritora Delia Fiallo.

Nacido en Barcelona, España, un 27 de marzo de 1938, Bardina protagonizó en el país grandes melodramas, al lado de reconocidas figuras como Marina Baura, Lupita Ferrer, Rebeca González, Doris Wells y Flor Núñez, entre otras consagradas actrices.

Su primer gran éxito en el país llegó con Lucecita, telenovela que encabezó junto a Marina Baura para Venevisión a finales de los sesenta, y con la cual el actor iniciaría una larga relación profesional y personal con la maestra de los folletines televisivos, Delia Fiallo, para quien Bardina representó el héroe romántico por excelencia.





Entre las novelas protagonizadas por José Bardina en los años setenta se cuentan Esmeralda y La zulianita (con Lupita Ferrer), Una muchacha llamada Milagros (con Rebeca González) y La fiera (con Doris Wells) las cuales fueron muy celebradas por la crítica e hicieron suspirar a millones de damas de Venezuela y toda Latinoamérica.


A principios de los años 80, el galán se retira de la televisión, de cuya pantalla permaneció alejado hasta 2002, cuando reapareció en la telenovela Lejana como el viento (Venevisión). Radicado en Miami desde finales de los años noventa, siguió trabajando como actor en esa ciudad, esta vez con papeles secundarios en telenovelas grabadas por Venevisión Productions para el mercado hispano, gracias a la relación profesional y de amistad que siempre mantuvo con Arquímedes Rivero, gerente de esta casa productora. La última telenovela en la que participó fue Amor comprado (2005), en la cual interpretó el papel de un bonachón hombre mayor junto a otros actores venezolanos como Marjorie De Sousa.

Bardina sufría desde hace meses una insuficiencia renal y estaba esperando por un trasplante. Sus restos serán velados en Miami. . "Era una gran persona, un gran amigo y un gran actor. Creo que fue el galán por excelencia de la telenovela venezolana desde que hizo Lucecita y Una muchacha llamada Milagros. Tenía muchos deseos de vivir, acudía dos veces por semana al hospital a dializarse pero la muerte lo sorprendió a las 4 y media de la mañana de este viernes. Lo queríamos mucho y es una gran pérdida para la farándula latinoamericana", declaró Rivero a Estampas, vía telefónica, desde Miami.

Lupita Ferrer, quien fue su pareja en la telenovela Esmeralda en el año 1971, lo recuerda como el galán más romantico de la pantalla chica nacional de todos los tiempos, pero también como un hombre sumamente nervioso. "Y creo que el nerviosismo a la larga le trajo problemas", agrega Ferrer.

"Él siempre estaba con un poco de ansiedad de irse. No le gustaba el ambiente de estar encerrado en un estudio de televisión. Pienso que se retiró muy joven", opina la actriz, quien considera que la muerte de Bardina fue prematura.

"Fue una persona muy querida", cuenta el productor de telenovelas Arquímedes Rivero. "Desde hace tiempo nos tenía angustiados porque andaba con los riñones malos. Dos veces a la semana tenía que ir al hospital a dializarse. Se quedó esperando un trasplante. Lamentablemente a los mayores no les es fácil conseguir donantes de órganos, la prioridad es para los jóvenes".



Precisamente, fue Riviero quien lo contrató para actuar en Amor comprado (2007), la última telenovela que su deteriorada salud le permitió grabar.

"Aquí (en Miami) nos hicimos íntimos. En Caracas nos conocíamos, pero trabajábamos en canales diferentes. Su muerte es una gran pérdida para la farándula latina. Era querido en todas partes", agrega Rivero.

Pero mucho antes de que se apagara la luz en el escenario de su vida, José Bardina -que nació en España pero se nacionalizó como venezolano- realizó una veintena de producciones dramáticas en el país.

"Trabajamos juntos durante siete años seguidos", rememora Lupita Ferrer. "Nos lanzaron con una historia de Delia Fiallo, la señora de la novela romántica", dice y se refiere a Esmeralda, la primera teleserie que exportó Venezuela y que batió récords de audiencia en México.

"Nos dio fama internacional. Fue algo increíble. Cuando escriba mis memorias le voy a dedicar un capítulo", confiesa.

Un capítulo en homenaje a la memoria de su amigo, del que esboza algunas pinceladas. "La primera vez que vi a José no me lo podía creer. ¡Iba a besar a un hombre bellísimo! Él parecía un príncipe", confiesa.

Pero no fue sólo a Lupita a quien que el atildado intérprete le bajó las medias. Las damas del público se derretían por él.Y es que José Bardina era el dueño de un magnetismo que conseguía que las mujeres se quedaran pegadas de la pantalla cada vez que él salía.

"Su estilo era único. Su juego de miradas era muy seductor. Irradiaba chispas de virilidad. Algo que no se ha visto más nunca en la televisión", apunta también Lupita Ferrer, con quien Bardina protagonizó María Teresa, La zulianita, Mi hermana gemela y Mariana de la noche. "Nos gustábamos, pero nunca tuvimos una relación sentimental".

¿La razón? "Yo me casé muy pronto y él se unió a Amelia Román. Existía una barrera, un respeto, y nunca nos atrevimos a traspasar esa frontera", cuenta ella.

A finales de los ochenta, el galán de la voz más recia que se haya oído en la televisión nacional se mudó a Miami, con esposa e hijos. Y allá se dedicó al mundo de los negocios."Tuvo restaurantes, pero su mayor triunfo lo cosechó como actor", dice Arquímedes Rivero.

Se retiró, pero en 2000 volvió a las novelas. Actuó en Lejana como el viento y en 2003 participó en Amor descarado. "Dejé de verlo por muchos años. Pero coincidimos en Amor descarado y me asombró ver el cambio que había dado: engordó y estaba envejecido", recuerda Lupita. "Siento que perdí al amigo que me dio los besos más respetuosos en las novelas".

Fuente:
El Universal





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