jueves, agosto 06, 2009

Las glorias de Aquiles Machado

El tenor venezolano, que se mantuvo un mes en la cartelera cultural de la capital española como uno de los protagonistas de la zarzuela La Leyenda del Beso –género en el que debutó este año– habla de su vida en Madrid, y de cómo se prepara para cantar en Barcelona, Nueva York y, en agosto, en Caracas

La voz del barquisimetano que estremece Europa

El cantante de ópera venezolano se baja de los escenarios madrileños bañado de gloria. Los críticos y, especialmente, el público confirmaron por qué se le ha ubicado entre los 10 tenores más importantes de la escena musical contemporánea. El Liceu de Barcelona será su próxima plaza, luego volverá al Metropolitan de Nueva York y en agosto estará en el Teatro Teresa Carreño. En el medio, espera completar su nueva producción al lado de su tocayo, colega y amigo, Aquiles Báez

HELEN LÓPEZ VÁSQUEZ MADRID, ESPAÑA
FOTOGRAFÍAS JULIO LOZANO


Aquiles Machado, tenor venezolano con 15 años residenciado en España, se mantuvo un mes en la cartelera cultural de la capital ibérica como uno de los protagonistas de La leyenda del beso, una zarzuela en la que el barquisimetano destacó no sólo por su madurez vocal, sino también por ser el único extranjero en el elenco. Una pieza que mantuvo al Teatro de la Zarzuela del centro de Madrid al tope de su capacidad en un mes de temporada. Al estreno asistió uno de los más confesos admiradores de esta disciplina, Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de la ciudad: "Siempre está en mis espectáculos. Lo conozco por eso. Me cae bien. Supongo que su afición le viene de familia, es nieto de Isaac Albéniz, uno de los mejores músicos españoles del siglo XIX". Esa misma noche, una treintena de asistentes, tanto conocedores como neófitos –en su mayoría venezolanos–, esperaron a las afueras del teatro sólo para felicitar a Machado.

LAS VISITAS ILUSTRES

Las personalidades suelen ser habituales en la agenda artística que cumple este criollo alrededor del mundo: "Recuerdo una vez, antes de empezar una de las funciones de La Boheme en Valencia (España), que avisaron a través de los altavoces del teatro que se encontraba Giuseppe Di Stefano en el público, uno de los tenores más importantes de la historia. Nunca olvidaré lo que sentí: una especie de miedo con emoción. Lo mejor es que después se acercó a felicitarme.
Ha sido uno de los momentos que más me ha impresionado de mi carrera". Machado, que para algunos críticos es el sucesor del recordado Luciano Pavarotti, también espera algún día ser visitado por uno de sus ídolos: "Me encantaría que viniera Joan Manuel Serrat, por todo lo que significa para la historia de la música, pero realmente lo que más me importa es el público, al final ellos son nuestros clientes. No trabajamos para los críticos ni para los expertos sino para los que han hecho de la ópera una opción de ocio habitual en sus vidas, un público que afortunadamente se recicla: cada vez veo más gente joven, padres con sus hijos y nietos".



Y de jóvenes y música clásica es de lo que más le ha tocado hablar hace unos días: su despedida de la zarzuela castiza coincidió con el anuncio del Premio Príncipe de Asturias al Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela. El artista, egresado del sistema y que ha sido el único venezolano que ha "dejado la piel" como le gusta decir, en templos como el Metropolitan Opera House de Nueva York, La Ópera de Viena, La Ópera de Roma, el Carnegie Hall y que recibió nada menos que 25 minutos de aplausos en su debut en L’ Scala de Milán en 2007, se emocionó con la noticia: "Para nosotros tiene que ser un orgullo pero no podemos atormentarnos por las campanas. Es importante entender que estamos recogiendo frutos de más de 30 años de trabajo, ahora hay que evitar el sueño que producen los laureles y seguir trabajando.
Admiro al maestro Abreu porque desde siempre sostuvo que no existe la música amateur y la música profesional sino `la música’. Ojalá este premio ayude a entender lo que significa el arte en nuestras sociedades".

CARRERA EN ESPAÑA Machado debutó en Europa a los 22 años en el Teatro de la Ópera de Las Palmas en Gran Canarias y a los 26 se subió a las tablas del Teatro Real de Madrid (hace ya casi una década). Desde su experiencia, reflexiona recurrentemente sobre la relevancia del sistema de orquestas: "Su labor más importante ha sido acercar a esos jóvenes a un universo de ideas que potencia su espíritu, independientemente de si al final de sus vidas se dedican a la música. Entrar a estas escuelas les permite alargar la visión de sus realidades.
Además, están contribuyendo a que esa cultura que antes pertenecía a las elites, nos resulte cercana a todos. Cuando suena un violín no solamente se emociona el que lo toca." La sala El Liceu de Barcelona (España) lo espera esta primavera: el rol de Rodolfo lo mantendrá ocupado dentro de la obra Luisa Miller producida por el Teatro de la Ópera de París. Posteriormente, se irá a Nueva York para sumarse al elenco de La Gioconda que abrirá la temporada del Metropolitan Ópera House en el mes de agosto, y para noviembre será el Teatro Teresa Carreño el que lo reciba a propósito del montaje de Tosca. Su actuación en L’ Scala de Milán del año pasado, curiosamente, no ha acelerado el ya frenético ritmo de su agenda: "Fue muy importante, sin duda, pero los cantantes no somos como los alpinistas que cada año piensan
en subir una montaña más alta. Para nosotros se trata de la misma montaña que procuramos subir cada vez de una mejor manera. Sigo trabajando y estudiando mucho porque nunca me confío". Las únicas vacaciones que se ha permitido en el último lustro han sido alrededor del piano de su casa en la sierra de Madrid. También, al menos un par de veces al año, se acerca a visitar a su familia en Barquisimeto; incluso algunos diciembres ha salido a cantar serenatas. "Mi familia es muy musical, todos cantan y siempre me han apoyado".
Pero está consciente de que cualquier osadía puede poner en riesgo uno de sus bienes más preciados. No fuma, si está en funciones no bebe, suprime los lácteos y evita los lugares abarrotados que lo obliguen a gritar. "Todo afecta la voz. Es un instrumento sumamente delicado. Todo lo perturba: desde el café hasta 15 horas seguidas de ensayo. Incluso hasta las emociones. Ya han inventado un robot que dirige orquestas pero aún no han inventado uno que cante. No han dado con una máquina que nos imite. Creo que es porque no hay nada más cerca del alma de un ser humano que su voz. La voz es la expresión más primigenia". ¿Quedarse sin voz? Una pesadilla recurrente: "Todo el tiempo me pasa que dudo de mi voz porque pareciera que no dependiera de mí, pero me ayuda pensar en qué es el canto. Es algo más complejo que la simple voz, es una relación más allá del mero hecho sonoro ¿Cómo explicas fenómenos como Bola de Nieve o Chavela Vargas? Yo procuro tener una relación con el público que sea como un martillo, que cuando cante la gente no se quede en la butaca indiferente. Busco tener un diálogo.
La gente tiene que venir al teatro a que le pasen cosas. Por eso siempre digo que mi trabajo es una especie de encantamiento". Sin embargo, hay quienes aún le preguntan si buscará un empleo: "Me han dicho que me busque un trabajo serio, que hasta cuándo voy a seguir con la cantadera (ríe). Incluso hay gente que me dice `qué rico ese trabajo tuyo, llegas, cantas y te vas’. Pasan por alto las horas de ensayo y de estudio que hay detrás. De hecho, me he vuelto hipersensible a la luz solar por todo el tiempo que paso dentro de los teatros".
Machado prefiere dejarle la majestuosidad y, especialmente, la seriedad a los personajes que interpreta. Suele decir que lleva su profesión más que con humildad, con lógica: "Hay mucha gente involucrada en un montaje –desde los músicos hasta las costureras– como para que uno solo termine quedándose con los aplausos. En esta profesión hace falta un punto de serenidad. Mi mayor ejercicio espiritual es procurar poner las cosas en su sitio para no engañarme. Yo soy, simplemente, un cantante".



De ida y vuelta

Aquiles Machado reconoce a España como segunda patria: "Me siento cómodo aquí, con todos los problemas que ha implicado la inmigración, creo que he llegado al país con el mejor corazón". Con respecto a la presencia cada vez más marcada de coterráneos en este país, se aventura a soltar un análisis: "Nunca estuvimos forzados a emigrar y ahora al hacerlo, por la razones que sean, se nos presenta una oportunidad histórica. Esto ha significado un profundo viaje interno. Muchas veces hace falta alejarse de las cosas para entenderlas. Con la emigración hemos entendido nuestra identidad y nuestra riqueza".



Ars Viva: reto vocal

Volver a Barquisimeto suele implicar varios asuntos para el artista: "En primer lugar está mi familia y mis amigos. Mi profesión tiene una importancia muy relevante y me preocupa que ellos se vean afectados. Son mi más importante patrimonio, es lo único que me va a quedar después de que todo esto pase". También tienen un lugar clave los jóvenes de su Estado que abrazan el canto lírico de la misma manera que él lo hizo cuando dejó a medio camino la tesis de su licenciatura en Artes en la UC V para convertirse en discípulo del maestro español Alfredo Kraus: "Para ellos existe mi fundación Ars Viva. Aún no tiene la dimensión del proyecto del maestro Abreu por lo que espero que en el futuro se complementen. Tenemos una labor inmensa por delante, nos toca ahora potenciar el área vocal en el país. Somos multiculturales, multiétnicos, tenemos que tener conciencia de ese poder, reconocer el potencial y por supuesto, no dejar de trabajar".



El tenor Aquiles Machado y la soprano Elvia Sánchez interpretan el duo de la ópera La Boheme en un recital con orquesta, en la Universidad Central de Venezuela.



Akilitos La música venezolana junto al rap y el jazz se mezclan en sus ratos de descanso. A la primera consiguió rendirle homenaje junto a su tocayo, Aquiles Báez, con el disco Báez y Machado, La canción de Venezuela editado en 2006. Esta dupla, autodenominada "akilitos" seguirá produciendo en sintonía: "Estamos trabajando en un nuevo proyecto. Espero adelantarlo en mi próxima visita a Nueva York (ciudad de residencia de Báez). Esta vez será en un formato más pequeño: lo importante es que seguiremos aprovechando el encuentro espiritual que se ha dado entre los dos. Él es un músico extraordinario cuyo trabajo dará mucho de qué hablar en el futuro. Nuestro encuentro ha sido especial y no es porque los dos seamos gorditos (ríe)".


Aquiles Machado & Aquiles Baez - Deseperanza



Fuente: Todo en Domingo


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