miércoles, mayo 28, 2008

Alexander Apóstol: Artista plástico venezolano

"Los artistas que suenan afuera son los que han salido con su propio esfuerzo"
En el último año son muy buenas las cosas que le han pasado a Alexander Apóstol. Por mencionar sólo algunas, la Tate Gallery adquirió su obra Residente pulido (y estudia la adquisición de otra), ayer clausuró una muestra en el David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard (que incluye la edición de un libro), expone en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá. Sigue un largo etcétera que le abre paso fuera de estas fronteras.

Aunque se fue de Venezuela hace seis años, Apóstol no deja de tener a Caracas como su fuente predilecta de temas. "Madrid es totalmente coherente y cada día funciona mejor", argumenta, frente a lo que ve en Caracas: una ciudad cambiante y contradictoria. Eso explica que, además de sus afectos, Apóstol tiene razones artísticas para visitar su ciudad cada año.

-¿Qué significa formar parte de la Colección de la Tate Gallery?
-La Tate Gallery junto al Moma son los dos museos de arte contemporáneo más importantes del mundo y para mí es un espaldarazo muy fuerte estar en esa colección. Estoy muy contento y satisfecho con eso.
Por ahora está satisfecho con sus logros: también está en una colección europea muy importante: Fundación Daros Latinoamérica, con sede en Suiza, y en España en la colección Arco, en el Museo de Arte de Castilla y León, aunque es relativamente nuevo, es uno de los más importantes de España.

-¿Influyó haberte ido de Venezuela para tener esa proyección?
-Sin duda. No entiendo por qué, o por lo menos cuando yo vivía aquí el mundo del arte tiene que ver mucho con las relaciones personales y generalmente la manera en que el arte de cada país se exporta es por el esfuerzo de mucha gente: galeristas, artistas, curadores, instituciones y el Estado. Y salvo el trabajo de los artistas, todo lo demás falla aquí. No hay galerías fuertes que trabajen con arte contemporáneo, está de más explicarte la situación de los museos, y el coleccionismo tiene algo bueno y a la vez malo: es muy abierto. Se interesa en lo que hay afuera y no termina siendo un trampolín real para los artistas venezolanos. Que no es lo que pasa con coleccionistas de otras partes que les interesa proyectar a sus artistas.


-¿Influyó haberte ido de Venezuela para tener esa proyección?
-Sin duda. No entiendo por qué, o por lo menos cuando yo vivía aquí el mundo del arte tiene que ver mucho con las relaciones personales y generalmente la manera en que el arte de cada país se exporta es por el esfuerzo de mucha gente: galeristas, artistas, curadores, instituciones y el Estado. Y salvo el trabajo de los artistas, todo lo demás falla aquí. No hay galerías fuertes que trabajen con arte contemporáneo, está de más explicarte la situación de los museos, y el coleccionismo tiene algo bueno y a la vez malo: es muy abierto. Se interesa en lo que hay afuera y no termina siendo un trampolín real para los artistas venezolanos. Que no es lo que pasa con coleccionistas de otras partes que les interesa proyectar a sus artistas.

-¿Cómo se ve el arte venezolano desde afuera?
-Hay mucho desconocimiento de lo es el arte venezolano. Tienen idea de los lineamientos del arte en Brasil, Cuba, Argentina o México, pero con Venezuela la gente tiende a perderse. La imagen que se tenía de Venezuela es que es un país cómodo y tonto. Y tal vez tienen razón. Es difícil para alguien de afuera entender el trabajo de un artista local. Eso se logra a través de curadores que den a conocer ese trabajo.
Apóstol está convencido de que si se hubiera quedado en el país su proyección fuera mucho menor. "Venezuela es poco visitada por curadores internacionales. La Feria Iberoamericana de Arte (FIA) aunque es un gran esfuerzo está muy mal curada, no tiene atractivo intelectual ni artístico. Es una feria completamente anodina que recibe mucho dinero y nada más. Los artistas que suenan en el exterior son los que hemos salido por esfuerzo propio".
En 2003, en la Bienal de La Habana, fue censurado el texto que acompañaba su obra porque hablaba de Venezuela como un país en crisis, la ruina de la modernidad, y pensaron que podía ser ofensivo. Por esa razón renunció. Tres artistas más renunciaron y eso repercutió en la asignación de recursos de la Unión Europea. Fuimos declarados personas non gratas".

-¿Ha sido censurado otras veces?
-Afortunadamente no. Aquí en Venezuela siento que los museos me ignoran completamente. A mí y al grupo de artistas que hemos expresado nuestras opiniones.

-¿Hay discriminación?
-Absolutamente. No es un rechazo abierto, es el silencio, no es la lista de Tascón. Es una situación velada. Antes de irme recibía invitaciones de todos los museos desde entonces hay un silencio absoluto. Pero no tengo ningún interés en exhibir en los museos de aquí ni en representar al Gobierno venezolano.

Acerca de mi trabajo
Alexander ApóstolTomando la ciudad y el colectivo como eje y dentro de un espacio decididamente urbano, intento ahondar en valores contrapuestos como vigor, energía, orgullo, prepotencia, etc., y su reverso inmediato como fragilidad, decadencia o específicamente el fracaso.
Me interesa el período modernista y racionalista en Venezuela, especialmente en los alrededores de los años 40-60, ya que durante esos años, algunas ciudades latinoamericanas y especialmente Caracas, tuvieron un resurgimiento económico y social sin precedentes, dando como resultado una creciente mentalidad urbana en confluencia a las tradicionales actitudes y costumbres provincianas.

La enorme renta petrolera y las migraciones europeas de posguerra bajo el ejercicio de gobiernos militares, propugnaron un enorme desarrollo en infraestructura, dando características propias de arquitectura de gran ciudad, propiciando como resultado una ficticia mentalidad de grandeza, vigor y prepotencia entre sus habitantes.
Dentro del marco de la incipiente democracia luego desarrollada, se inició un degeneramiento económico y social, acentuado en Latinoamérica en las últimas décadas, produciendo una sinceración y caída en la mentalidad urbana, añadido a un deterioro físico de las otroras ciudades-héroes.
La fortaleza de estos espacios han dado paso a su abandono, destrucción o camuflaje, metaforizando la ya antigua concepción modernista del nuevo hombre latinoamericano.
Más que demostrar una reproducción documentada, intento enfocar un material visual y conceptual que, sin reflejar registros exactos, busco establecer un juego sarcástico y ambiguo de ideas donde todos nos volvemos cómplices.




1 comentario:

Néstor García dijo...

Néstor García, Unearte, Caracas.
Ante todo, un respetuoso saludo a Alexander. Lamento profundamente el poco interés que las instituciones artísticas Venezolanas demuestran por artistas de esta talla. Al parecer, estas instituciones hace rato que se desviaron de su finalidad por la precaria y fundamentalista visión de quienes las dirigen. La obra de Alexander Apostol, resulta de suma importancia, para el mundo artístico Venezolano y en general Latinoamericano, por que esta propuesta se erige en una suerte de espejo de nuestra sociedad, en este sentido, Alexander desvela las contradicciones que nos determinaron y cuyas consecuencia generan los fenómenos socio-políticos que en la actualidad nos determina. muchas gracias.